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Elegir una buena pantalla de televisión LCD o de plasma y de alta definición, no es una tarea fácil, y no siempre es posible acercarse a una tienda especializada en cine doméstico donde alimentan todos los televisores con la misma señal, una batería de ajustes similares, y condiciones luminosas parecidas a las de un salón doméstico. La mayoría de los compradores prefieren acercarse a las grandes superficies de la electrónica, porque es allí donde se obtienen los mejores precios. Por desgracia, las condiciones no son idóneas. Los especialistas en marketing iluminan estos locales con una intensidad hasta 10 o incluso 20 veces la del salón de casa. Así no es posible saber cómo se verán las pantallas en la ubicación definitiva.

Algunos fabricantes tampoco ayudan demasiado. Nos han acostumbrado a fijarnos en el ratio de contraste, pero últimamente han entrado en una escalada absurda por ver quién da las cifras más elevadas, llegando a superar 1.000.000:1, sin explicar en ningún momento de dónde ha sacado semejante cifra. Lo curioso es que el contraste no nos dicen mucho sobre la intensidad del blanco o de los negros de un televisor. Lo único que nos dice es cuántas veces más intenso es el blanco que el negro de una pantalla. Suponiendo un contraste de 1000:1, el blanco sería 1000 veces más luminoso que el negro, representado por el 1. Pero en un televisor el negro puede ser muy profundo y el blanco poco brillante, y en otro con el mismo contraste el blanco intenso y el negro agrisado. Lo curioso es que los científicos afirman que el ojo humano tiene una capacidad de percepción de contraste de aproximadamente 300:1.

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Los especialistas en marketing lo saben y por eso iluminan tanto los locales. En el salón de casa, los compradores prefieren siempre los televisores con los negros más oscuros, y blancos razonables, pero no de un blanco nuclear. En la tienda, con esas luces tan brillantes, acaban llevándose el televisor con los colores más vivos y con mayor brillo en la pantalla. Cuando lleguen a casa se van a llevar una sorpresa. Tanta luz en la tienda puede enmascarar una escasa capacidad para reproducir los negros más profundos. ¿Cómo aprovecharse entonces de los precios más bajos que ofrecen algunas superficies de la electrónica, sin llevarse a casa un limón?

Hay un pequeño truco, una prueba empírica que nos va a permitir hacernos una idea aproximada de la diferencia en la calidad de los negros de diversos televisores, asumiendo que los comerciantes, como suele ser habitual, los hayan configurado con el máximo contraste y el máximo brillo.  Para ello hay que hacer un catalejo con el tubo sobrante de un rollo de papel de cocina, forrándolo con cartulina negra. En el televisor se busca una zona de negro, por ejemplo las bandas superior e inferior que aparecen en las películas.  Hay que colocar la base del catalejo contra la franja negra de la pantalla, y colocar el ojo en el otro extremo evitando que entre la luz. Así se puede comparar el negro de varios televisores.

Foto 1 : Lee Jordan