Los SanDisk G3 no suponen un nuevo hito en la capacidad de almacenamiento, pues Samsung ya está preparando discos SSD de 256 GB, por encima de los 240 GB del SanDisk C25-G3. Su apuesta se centra más en la velocidad, pues según el fabricante estos discos dtrabajan de la misma forma que lo haría un disco duro tradicional de 40.000 revoluciones por minuto. Es sólo una metáfora, pues al ser de memoria en estado sólido, no tienen un plato magnético que gire.

Pero si finalmente cumplen lo que prometen, serían un gran paso adelante respecto a las 5.400 o 7.200 revoluciones habituales en los discos duros de toda la vida. El problema está en que los discos SSD ya en su día prometían revolucionar las costumbres de almacenamiento, y al final se han quedado en un «bluf» en muchos aspectos. Por ello, habrá que esperar a que los SanDisk G3 sean lanzados en los próximos meses, para comprobar si es cierto eso de que son el doble de veloces que los discos SSD más punteros actualmente disponibles.


Por el momento, sólo podemos citar los datos que anuncia SanDisk. Con capacidades de 60, 120 y 240 GB, los G3 SSD están pensados como soporte de almacenamiento interno en portátiles y ultraportátiles, de ahí sus tamaños de 1,8 y 2,5 pulgadas. A través de una interfaz PATA, estos discos podrían trabajar a velocidades de 200 Mbps de lectura y 140 Mbps de escritura. Según SanDisk, el modelo de 240 GB tendría un periodo de vida de 100 años con un uso medio. Es decir, podría llenar completamente su interior casi 700 veces, con un total de 160 TeraBytes escritos.

Unas cifras que suenan colosales y quedan muy bien para la galería. Pero no todo son ventajas con los discos SSD. Es cierto que consiguen más velocidad que los discos duros de plato magnético cuando los usamos para leer y guadar datos. Por ejemplo, para abrir documentos y modificar su contenido. Pero a la hora de moverlos de moverlos de un sitio a otro (por ejemplo, al cambiarlos de carpeta), podemos encontrar tasas de transferencia inferiores incluso a las de un disco duro tradicional.

Por otra parte, muchos expertos en la materia dudan de los largísimos periodos de vida que anuncian SanDisk y el resto de fabricantes. Especialmente por una acción tan sencilla como borrar datos del disco, algo que sólo podemos hacer un número limitado de veces, y que poco a poco va deteriorando el interior del disco. Para rematar la faena, los sistemas operativos actuales e incluso algunos componentes internos de portátiles tienen problemas de compatibilidad con el SSD.

Esto último es algo que pasa especialmente con Windows Vista y los discos de la propia SanDisk. Desde esta última, eso sí, consideran que todo se debe a que los sistemas operativos actuales están pensados para discos duros de plato magnético, y que todo se irá solucionando con el tiempo. En cualquier caso, al final las únicas ventajas reales y comprobadas de este tipo de discos están en una reducción del peso y del consumo y su mayor resistencia al ajetreo diario (una consecuencia lógica de carecer de partes móviles).

Por el resto, reina más la incertidumbre y la inseguridad, por lo que el público de a pie se decanta aún por los discos de plato magnético. Bueno, por eso y por el elevado precio de estos discos. En el caso de los SanDisk G3, llegarán al mercado con precios de 150, 250 y 500 dólares en función de la capacidad (al cambio actual serían 126, 192 y 386 euros, pero ya sabemos que los fabricantes suelen aplicar la paridad dólar-euro). Muy por encima de lo que cuestan discos duros tradicionales, que demás logran mayores capacidades.

Con esto queremos decir que, con los SSD, conviene no dejarse llevar ciegamente por las cifras que usan los anunciantes para publicitarlos. Tras las grandes dudas que han surgido sobre si son una opción válida para suplantar al disco duro tradicional, ahora la pelota está en el tejado de los fabricantes. Y si los SanDisk G3 consiguen corregir todos los errores y fallos de los modelos predecesores, bienvenidos sean. Pero primero habrá que verlo.

Vía: SanDisk