Y ésa es precisamente la debilidad de este pequeño disco de memoria. Es muy fácil de usar, tiene un buen diseño, pero el Leyio de la firma francesa homónima sólo sirve para intercambiar archivos con otros dispositivos iguales. Pero vamos por partes. Este chisme no es un pendrive, no es un reproductor multimedia portátil, no es un disco externo al uso. El Leyio es algo así como un Personal Sharing Device (PSD) o dispositivo personal para compartir. En la práctica, es un disco portátil con acceso por huella dactilar y conexión inalámbrica.

No es un pendrive, porque ocupa mucho más que cualquier memoria USB. No es un reproductor multimedia porque, a pesar de poder llevar encima 16 GB de música, vídeos o fotos en el bolsillo, no hay manera de reproducirlos mientras uno viaja en el metro o el autobús. Intenta ser algo más que un simple disco externo y es, en gran medida, gracias a esa conexión inalámbrica. Pero aquí es donde reside otro de sus grandes fallos. En vez de apostar por el sistema estándar Bluetooth, como los demás fabricantes, utiliza un desconocido protocolo Ultrawideband (UWB) para pasar los archivos. Pero, claro, sólo a otros usuarios que tengan un Leyio. Porque, hoy por hoy, son prácticamente los únicos que apuestan por el UWB. La ventaja de esta tecnología de radio es que puede alcanzar una velocidad de transferencia de archivos de hasta 480 Mbits/s.

En cuanto a la capacidad de este dispositivo Leyio, estamos ante un gadget de 16 GB. Para garantizar que sólo el usuario tiene acceso a los archivos, incorpora un escáner de huella digital. Para pasar música, fotos o cualquier archivo a un ordenador, el Leyio incluye un puerto USB. También se le puede introducir un pendrive convencional para compartir datos con otras personas. Además, afortunadamente se olvidan de los sistemas de protección anticopia que tanto molestan al usuario.

Sin embargo, si exceptuamos su alta velocidad (que se alcanza con el UWB) y su sistema de seguridad, no posee especiales características que lo distingan de otros soportes, ya sean memorias flash o reproductores multimedia con Bluetooth. Mucho tendría que extenderse este producto para encontrar gente con la que intercambiar de esta manera tan cómoda. Y es que el intercambio entre dos dispositivos Leyio es cuestión de apretar un botón y esperar poco tiempo.

Todo esto sin olvidar que tampoco es capaz de reproducir contenido alguno, con lo que sumaríamos un nuevo cachivache a la ya larga lista de artilugios portátiles que solemos llevar encima.

En abril llegará el invento a España y conoceremos su precio, aunque todo indica que no será económico, estará algo por debajo de los 200 euros. [ACTUALIZACION] Ya está confirmado el precio definitivo, serán 180 euros. Demasiado cerca de la barrera de los 200, nos tememos.

Leyio presenta ventajas, sin duda. Pero la verdad es que uno de sus inconvenientes, el de la limitación de su uso con otro Leyio, es grande. En el Bluetooth tiene un duro competidor. No hay más que echar un vistazo a la «compatibili-pedia» para comprobar la gran cantidad de gadgets que incorporan este otro estándar. Desde luego, nadie podrá quejarse de poca variedad de soportes para almacenar datos digitales.