Desde Philips nos aseguran que se trata de una cámara web profesional. Y es cierto que al menos su aspecto es más serio que el de la típica webcam para fans de Star Trek o con forma de mono de peluche. Pero si en algo destaca esta Philips SPC2050NC es en su sensor para captar las imágenes, que ofrece una resolución de dos megapíxeles. Con ello consigue algo más de calidad que las cámaras integradas en portátiles u otras webcam en general.

Aunque tampoco le sirve para justificar su elevado precio, pues tampoco es que sea una nitidez fuera de lo común. El fabricante indica que es capaz de captar 90 fotogramas por segundo, pero sin dejar claro qué beneficio obtendremos de ello. Lo lógico sería que tomase entre 15 y 25 fotogramas, más que suficiente para percibir el movimiento y con menor “peso” de cara a transmitirlo por la red en videoconferencias. Tampoco especifican si, a la hora de grabar un vídeo, podríamos usar esa capacidad a modo de cámara superlenta.

También puede tomar fotos de ocho megapíxeles, pero interpolados. Es decir, inventados por el ordenador y de una definición lejana a lo que obtendríamos con megapíxeles “reales”. Lo mismo sucede con el zoom, que es de ocho aumentos pero digital. Sí que resulta mucho más útil su lente gran angular, que permite enfocar a más gente simultáneamente. O su tecnología de seguimiento de rostros, para que aparezcas enfocado correctamente incluso si te mueves.

Asimismo se agradece la inclusión de dos micrófonos integrados, no tanto por la capacidad de producir sonido estéreo como para que nuestra voz se registre sin problemas. A ello contribuye igualmente sus sistemas de reducción de eco y ruidos externos.

Funciona conectada al puerto USB del ordenador y es muy pequeña para facilitar su transporte. Tanto, que es imprescindible usar su clip de sujeción para colocarlo sobre el monitor. Pero a pesar de ser tan práctica posee un gran inconveniente que desequilibra la balanza en su contra: el precio. En España está disponible por nada menos que 100 euros.

Vía: Xataka