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Aunque fueron presentados en sociedad en abril de 2007, hasta ahora no habían llegado al mercado español los extraordinarios altavoces de 4 vías Muon de Kef. Pocos productos merecen más el calificativo “extraordinario” que este par de pantallas acústicas, y no sólo desde el punto de vista de su precio, que supera ampliamente los 100.000 euros, sino también desde el punto de vista de las soluciones tecnológicas que integran.  Para su diseño se ha acudido a un diseñador industrial de prestigio, el galés Ross Lovegrove, un visionario con sobradas tablas en el mundo de la electrónica. Ha participado en proyectos para los walkman de Sonyalguna cámara de Olympus, y se atribuye gran parte del mérito del cambio de imagen en los iMac de Apple.

Lovegrove es además internacionalmente conocido por su gusto por los diseños orgánicos, sensuales, plagados de curvas, y que escapan de los ángulos y de las líneas rectas. El equipo de Kef intuía que era la persona adecuada para lograr un recinto acústico perfecto, con el que crear un altavoz capaz de reproducir el sonido de una orquesta hasta el último roce del botón de la camisa del primer violín con el frac recién planchado. Las soluciones elegidas no son demasiado originales pero si sumamente efectivas. El aluminio, ya ha sido empleado en ocasiones anteriores por su ligereza, su rigidez, y su inmunidad a las vibraciones y resonancias. Por si acaso, el diseñador decidió recrear una estructura casi líquida, esculpida en un bloque de aluminio sólido mediante una cortadora de tecnología del sector aeronáutico. El producto definitivo se construye con chapa de aluminio calentado al rojo de 6 mm de grosor y moldeado y pulido hasta lograr que la luz se refleje en él, como en la superficie de un lago. El resultado son dos enormes cajas acústicas de 2 m de alto y 115 kilos de peso, con una forma que intuitivamente nos hace pensar que es la correcta.

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La forma de los altavoces Muon está a mitad de camino entre un reloj de arena y una estilizada forma femenina. Los fabricantes de instrumentos musicales saben desde siempre que esa forma afinada en el centro es la más eficaz para la creación del sonido, y así se ha trasladado durante siglos a la mayoría de los instrumentos de la familia de las cuerdas. Como producto único y excepcional, Kef sólo ha fabricado 100 unidades de estas cajas acústicas, y ha elegido 10 ciudades del mundo donde comercializarlas. A España le ha tocado tan sólo una pareja. Si el exterior puede causar vértigo por su belleza, (300.000 menciones favorables en Internet sólo en la primera semana tras un lanzamiento), su rendimiento ha enamorado a todos aquellos que han tenido la fortuna de escucharlos. En cualquier caso los números convencen hasta a los más escépticos. Estos pantallas tiene una sensibilidad de 90 dB, y una salida máxima de 118 decibelios. Están preparadas para trabajar con amplificadores de entre 100 y 400 W, y ofrecen una respuesta de frecuencias de 25 a 60.000 Hercios. Esta respuesta en realidad es nominal, porque según la colocación y las dimensiones de la habitación, la respuesta efectiva que se tiene puede llegar a un máximo de 20 a 100.000 Hercios.

Semejante sonido sólo se logra con la mejor electrónica y componentes únicos. En el frontal tiene cuatro altavoces de graves de 25 cm de diámetro con imanes de neodimio, en configuración simétrica. En medio, hay un altavoz de medios graves de 25 cm, y otro de agudos de 165 mm, con tecnología UniQ, que en realidad integra una unidad de medios de 165 mm y otra de algunos de 25 milímetros centrada con respecto a la anterior. Como colofón, en la parte trasera hay otros dos conos extras de graves.

Los críticos de la alta fidelidad, quisquillosos como ellos solos, han caído rendidos ante estos monstruos de aluminio. Afirman que tienen un sonido claro y preciso, pero que a la vez han eliminado el efecto focal de algunos altavoces que limitan la zona óptima de escuchar a un espacio muy reducido. Los Muon son capaces no sólo de reproducir el sonido de una orquesta, en realidad de cualquier tipo de orquesta, sino que además reflejan la sala de conciertos, con volumen, con vida, con participación y con un detalle que bien vale su precio. Quien los pillara…