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Tras considerar que la primera edición del Plan ha sido todo un éxito, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha lanzado el Plan Avanza 2, en este caso bajo una envoltura todavía más ambiciosa. No sólo pretende convertirnos a todos en ciudadanos digitales, sino que además espera ayudar a solucionar la crisis con un simple plumazo tecnológico, y eso en un país dedicado al ladrillo y a los hoteles, con una escasa tradición por la innovación. Son muchas las razones por las que el plan Avanza 2 merece ser finalista al fiasco del año de los premios digital01.

Sin ninguna duda, el Plan Avanza 2 va a encontrar defensores irreductibles, sobre todo entre aquellos que van a recibir sustanciosas subvenciones para los proyectos más peregrinos. El plan espera acercar las nuevas tecnologías de la información a las pequeñas y medianas empresas, suponiendo que todavía quede alguna sin usarlas. Si no, todavía quedarán muchas fundaciones dispuestas a ofrecer todo tipo de estudios sobre lo digital, ávidas de cobrar su parte del pastel. En el ínterin, las encuestas llevadas a cabo entre familias y estudiantes, demuestran que desconocen el plan y sus hipotéticos beneficios.

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Perdido en medidas pirotécnicas, el plan olvida que en España tenemos las conexiones más caras y más lentas que pueda imaginarse. Y, por ley, todavía los operadores pueden dar el 10% de lo efectivamente contratado sin que se les caiga la cara de vergüenza ni se puedan tomar medidas legales. Mientras tanto, la brecha digital entre el campo y la ciudad es cada vez más grande. No sólo es que en las ciudades haya ya disponibles 20 megas y en las zonas rurales, en los pueblos pequeños apenas se llega a un asmático mega de ancho de banda. Además ese triste y solitario mega, incluso con subvención, en muchos casos cuesta lo que un contrato de seis en el centro de una ciudad.

Ahora mismo hay una línea divisoria que cuando se atraviesa, la famosa Internet móvil, el acceso en movilidad a la sociedad de la información se convierte en papel mojado y regresas de una patada al siglo XIX. Con suerte, con mucha suerte, podrás usar el teléfono móvil, pero es mejor olvidarse de navegar por Internet o de utilizar otros servicios avanzados.

El plan intenta ofrecer soluciones urgentísimas para problemas sociales que los ministerios correspondientes deberían haber solucionado hace años. Y lo hace repartiendo millones entre fundaciones y organismos que poco o nada hacen por resolver los verdaderos problemas de la tecnología en España.