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Hay ocasiones en las que las multinacionales caen en la tentación de retar a los gobiernos. A veces la jugada sale bien, y en otras es un desastre. Es lo que le acaba de pasar a Apple, que se va a haber obligada a cambiar todos los reproductores iPod Nano vendidos en Japón entre septiembre del 2005 y diciembre de 2006. Han sido más de dos años de tira y afloja entre el gobierno nipón y la multinacional de la manzana, que al final ha salido perdiendo. El asunto es para alarmarse. Se han dado más de 27 casos de sobrecalentamiento durante la recarga, incluyendo seis incendios que han provocado daños materiales y heridas de poca consideración en al menos cuatro usuarios.

A éstos hay que añadir al menos otros 34 incidentes que los de Apple se han visto obligados a reconocer a última hora. Tras ocurrir los primeros incidentes, el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria mandó emprender una investigación para ver qué estaba ocurriendo con los reproductores de la manzana. La empresa de electrónica lleva al menos desde el año 2008 reemplazando, aunque a desgana, las baterías de los iPod Nano de primera generación. La discrepancia entre los de Apple y el gobierno japonés reside en el hecho de que la multinacional sólo cambia las baterías de aquellos que se quejan, mientras que el gobierno japonés exige que se cambien las baterías de todos los aparatos presuntamente afectados, hayan o no tenido algún incidente, y se hayan quejado por lo los usuarios.

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En un determinado momento, el gobierno japonés llegó a perder la paciencia, y ordenó a la empresa que hiciera un anuncio claro explicando a todos los usuarios como podían obtener un juego de baterías nuevas que no ofrecieran peligro de incendio, y como cambiarlas. Tras este primer aviso, el gobierno japonés inició una segunda investigación, que ha culminado en el anuncio hecho en estos momentos por la compañía de que va a cambiar todos y cada uno de los iPods vendidos y que siguen presentando riesgo de incendio por culpa de las baterías de litio.

Los incidentes ocurridos en Japón no son los únicos, desgraciadamente. Muchos iPod han adquirido durante la recarga en países de todo el mundo, y en algunos casos incluso han prendido fuego en el bolsillo de los pantalones de algún usuario aterrorizado. La compañía ha echado sus cuentas, y ha procedido al cambio de forma callada y discreta con los usuarios más pertinaces. Por desgracia, no todos los gobiernos son tan concienzudos como el japonés. Apple no tiene por el momento planeado un cambio de los iPod con riesgo de incendio vendidos en otros países por aparatos nuevos.