Bruselas ha cerrado dos de las investigaciones que tenía en curso sobre Apple. Así lo ha decidido al comprobar que la compañía de la manzana ha “relajado” sus restricciones sobre iPhone. Y ha sido en dos sentidos: en las herramientas para el desarrollo de las aplicaciones y en las garantías transfronterizas.

Las dos investigaciones en cuestión comenzaron de manera paralela en primavera. Una de ellas estaba enfocada en la regla del “país de compra”. Con ella, el servicio de reparación de sus móviles sólo se ofrecía en el país de compra del iPhone. Esto dificultaba el ejercicio de los derechos del consumidor y frenaba el mercado único de la UE, fragmentándolo por países.

La segunda investigación se inició tras la decisión de Apple de restringir los términos y condiciones con los desarrolladores externos de aplicaciones para iPhone. Más concretamente, desde Cupertino se obligaba a usar las herramientas de programación de Apple y determinados lenguajes de programación, en detrimento de terceras partes.

Esta situación podría mermar la competencia de los dispositivos que emplean plataformas distintas a las de Apple. Sin embargo, a principios de este mes, Apple anunció que eliminó estas restricciones y restauró la posibilidad de usar capas de terceros. También instó a sus proveedores de servicios a que ofrezcan reparación transfronteriza en los estados miembros donde Apple no tenga servicio propio.

El responsable de competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, ha asegurado que esta decisión se ha tomado al ver la respuesta de Apple ante las investigaciones preliminares de la CE. “La Comisión puede usar las reglas de competencia para conseguir cambios en el mercado, con un claro beneficio para los consumidores, sin necesidad de procedimientos formales”. La Comisión Europea antimonopolio intenta con estos procesos que los consumidores puedan elegir entre diferentes alternativas y se beneficien de los avances técnicos en el mercado único. Lo que todavía tiene pendiente Apple es la investigación sobre Flash.