El Spheros 37 fhd+ 100 DR+ de Loewe cumple sobradamente con la reputación de la casa de que no hay ni un solo televisor de Loewe que resulte feo. Esto sigue siendo plenamente cierto pese a que ya lleva algún tiempo en el mercado. Es una pantalla hermosa, con unos acabados excelentes. La elección de los plásticos es muy buena, y el trabajo de inyección con los mismos prácticamente perfecto, sin rebabas, sin errores de densidad. El ensamblado también es cosa fina. Lo mejor es que mantiene ese aire de familia clásico y un poco alemán de los televisores de la marca. Esta disponible en dos versiones, una platino, que resulta algo menos atractiva y otra elegantísima en basalto.

Esta pantalla de 37 pulgadas incorpora un panel de imagen de alta definición con 1920 x 1080 píxeles. Tiene una gran capacidad de representación de las imágenes, y en parte se debe al motor Imagen+, creado por la propia casa, pero también al sistema de mejora HD+ y a su tecnología 100 Hz. El comportamiento de las imágenes procedentes de fuentes de alta definición es soberbio. Los movimientos precisos y fluidos, y los colores suficientemente saturados. El contraste es muy bueno pero no tanto como el de un televisor con retroiluminación led. De todas formas tenemos la impresión de que el contraste es algo mayor que los 1300:1 que reconoce el fabricante. Si por sí solo resulta atractivo sobre una mesa, la cosa mejora cuando se sube a uno de los montajes de suelo creados por la marca. Les hay para todos los presupuestos, mientras sean boyantes, empezando en 579 euros, y acabando en 1.849 euros.

Es cierto que se trata de una pantalla cara. Cuesta 3.999 euros, pero es un dinero que en parte se justifica por lo completo de sus prestaciones. Tiene dos conectores HDMI, y resultan más que suficientes cuando se le coloca como centro de un sistema de cine doméstico pero además hay que tener en cuenta que dispone de una tarjeta sintonizadora compatible con la televisión digital terrestre, con los satélites digitales, y con el cable. Esto de alguna manera libera conexiones en la parte trasera. También tiene una buena dotación de euroconectores, y conexiones analógicas de vídeo de menor calidad. Estas resultan un poco menos útiles a estas alturas de la película, sobre todo teniendo en cuenta que si la pantalla se porta estupendamente con imágenes de alta calidad, no lo hace tanto con imágenes de baja calidad. Las muestra tal como son, y eso no siempre es bueno.

Escarbando en el sistema de menús, salta la sorpresa. Dispone de un disco duro de 160 GB. Es capaz de grabar imágenes en alta definición. Cuando se graba en alta calidad, resulta casi imposible distinguir el original de la copia. De igual manera, tiene decodificador integrado para Dolby Digital y Virtual Dolby Surround. En el capítulo del sonido, la casa de nuevo se apunta un tanto. El sonido tiene suficiente proyección de graves, y claridad en medios y agudos. Así, es un televisor que suena mucho mejor que los demás que hay en el mercado. Por fin, tiene un puerto USB para ver fotografías en la pantalla. Pese a todo esto, habrá quien piense que resulta una pantalla cara, aunque hasta ahora el fabricante no encontrado ningún problema a la hora de encontrar compradores que quieran colocar en su salón un símbolo de status como éste.