Cada vez hay más nostálgicos que, en fotografía, vuelven al romanticismo de las cámaras analógicas. Son los que prefieren lo manual a los megapixeles, el objetivo luminoso al zoom digital. Los fanáticos de la lomografía son sólo un ejemplo.

Los hay que prefieren el tradicional carrete de 35 mm, el rato de incertidumbre desde que se hace la foto hasta que se recoge en la tienda de revelado, el riesgo de no saber cómo han quedado e incluso el no poder borrarlas. Para esta gente han diseñado las Transformer Cameras.

A pesar del nombre, en principio ninguna de estas cámaras va a transformarse en ningún robot que vaya a pedir ayuda en su crucial lucha contra el mal. Estas divertidas cámaras de fotos reproducen la forma de un carrete de 35 mm. aunque a un tamaño mayor, claro. Lejos de contar con complicadas prestaciones como modo ráfaga, velocidad de obturación, diafragma automático o filtros de imagen, la Transformer Camera trae como único “extra” un flash, exactamente como si se tratara de una cámara desechable.

Aparte de la inspirada en el carrete de fotos, la Transformer Camara puede encontrarse también en otro modelo basado en un bote de café soluble, más sorprendente aún si cabe, ya que el tamaño de lo copiado es más parecido.

Desgraciadamente, para todos los que disfrutan con las cámaras de carrete, es complicado encontrar este modelo de momento en nuestro país. Hasta ahora sólo se vende en Korea, y es una lástima porque su precio allí es de 27.000 KRW, que al cambio son poco más de 15 euros.