¿Quién dijo que los libros sólo se podían leer? The Book Clock es un invento que no te hará perder el huso horario. Se trata de un grupo de libros hechos de una pieza que no pueden leerse, pero que cuentan con un reloj estampado en sus lomos. De esta manera, el chisme se convierte en un elemento decorativo original para bibliotecas, salas de estudio o escritorios que no desentonará en absoluto con el entorno.



Sus medidas son de 20 centímetros de alto, por 20 de ancho y 15 de profundidad, por lo que resulta ideal para instalarlo en cualquier estantería. Pegas tecnológicas tiene varias, y es que no dispone de ninguna pantalla táctil o LCD que nos permita leer las horas en formato digital. Por contra, lleva instalado el tradicional reloj de agujas y los cuartos indicados en números y letras.

Para adquirir el reloj sólo hay que visitar la tienda virtual de Perpetual Kid, elegir entre el modelo con varios colores o en negro y pagar el precio de 21 euros. Los que busquen algo más sofisticado siempre pueden esperar a que el EyeClock esté disponible o hacerse con aparatos tan lujosos como el Philips AJL305. Para hacer funcionar el Book Clock sólo habrá que comprar una pila del tipo AA que se vende aparte.

Vía: Geeky Gadgets