Esta es una de esas cámaras compactas económicas que Samsung ha comercializado este mes. Es un aparato con un sensor de imagen CCD de 10,2 megapíxeles, que puede tomar muy buenas fotos siempre y cuando no se extreme la exigencia. Cuando las condiciones luminosas son muy malas, lógicamente, produce ruido en las imágenes, pero en condiciones normales ofrece buenos colores y buena definición. Tiene un zoom óptico de 3 aumentos, de 35 a 105 mm .
Aunque sólo cuesta 149 €, incorpora unas cuantas de las últimas tecnologías inteligentes de la casa. Así, tiene detección inteligente de escenas, de manera que hasta el más negado será capaz de conseguir que sus imágenes salgan definidas y bien iluminadas. Puede componerlas en la pantalla lcd de 2,7 pulgadas y 230.000 píxeles que está situada en la trasera de la cámara. El acceso a los controles es sumamente sencillo, pese a que no presenta una protuberancia frontal que hará las veces de empuñadura.
Se trata de una cámara pequeña y muy delgada, apenas 2 cm de grosor, ligera y fácil de llevar en el bolsillo de la chaqueta o de la camisa sin que los deforme. La detección automática de escenas no es la única prestación que ofrece. También tiene un álbum inteligente que ayuda a encontrar los disparos agrupándolos por escenas y por tipos. Los retratos son bastante atractivos gracias a un filtro de belleza que le pone colores saludables a la piel.
Los autorretratos tampoco son complicados, ni siquiera cuando hay que encargarle la tarea a un tercero. Basta con encajar al protagonista en una máscara que se crea de antemano. Por fin, esta cámara es capaz de grabar películas en formato MJPEG con una calidad de 640 x 480 píxeles a 30 cuadros por segundo.
