El receptor RX-V3900 de Yamaha es uno de esos equipos que en cuanto le echas la vista encima, te quedas con ganas de colocarlo en el centro neurálgico de tu sistema de cine doméstico. Es un modelo de alta gama, y muy capaz. De hecho, puede hacer prácticamente de todo para lograr una placentera sesión de cine, excepto las palomitas. Ofrece siete canales de 140 W, y decodifica los últimos formatos de audio de alta definición Dolby TrueHD, DTS-HD Master Audio (192 kHz), Dolby Digital Plus y DTS-HD High Resolution Audio. Incluso dispone de un modo Pure Direct que acorta el camino de la señal para que el audio y el video de alta definición se puedan disfrutar en todo su esplendor.
La electrónica es un diseño muy cuidado con convertidores DAC Burr-Brown de 192 kHz/24 bits para todos los canales, separador de reloj digital y circuitos PLL de muy bajo jitter para las conexiones HDMI y cualquier fuente digital. También tiene amplificadores inteligentes asignables para biamplificación o conexión de altavoces de presencia frontal. Así, no sólo es una fiera con los efectos y la música de las películas. Además te evita tener que comprar un amplificador para las fuentes estéreo musicales. Y en un aparato de estas características, no podía faltar la función de reescalado de fuentes de vídeo normales a FullHD.
Es un equipo muy bien dotado desde el punto de vista de la conectividad. Tiene cuatro entradas HDMI, y dos salidas simultáneas para trabajar con dos pantallas a la vez, además de 3 entradas de video por componentes, 6 S-Video y 6 de video compuesto. Además ofrece salidas preamplificadas para una segunda zona. La señal de video es sometida a diversos procesos de mejora, como Deep Colour (30/36 bits), x.v.Colour, y diversas tecnologías de procesamiento de vídeo VRS de Anchor Bay. Hay gente que le tiene miedo a los equipos de alta gama, porque es preciso afinar la sala donde éstos se sitúan. Por suerte, este receptor funciona de otra manera. Dispone de un sistema YPAO (Yamaha Parametric Room Acoustic Optimizer) de calibración automática que hace lecturas de sala para ecualizar el sonido hasta que sea virtualmente perfecto. Tiene en cuenta factores tales como el tamaño de los altavoces, la distancia hasta el oyente, o la presión sonora.
De todas formas, las capacidades del RX-V3900 no se limitan únicamente al mundo del cine doméstico. Tiene un puerto USB donde conectar memorias y reproductores portátiles. Como es DLNA, puede hacer funciones de receptor en red, y de igual manera es capaz de acceder a emisoras de radio en Internet, y a ficheros musicales almacenados en la red doméstica. Lógicamente, también puede trabajar con los servidores MusicCast de Yamaha. Por fin, es capaz de reproducir la música almacenada en un iPod, aunque en este caso hay que utilizar la base opcional YDS-11. El resultado es especialmente bueno gracias a los circuitos que reintegran las frecuencias perdidas al sonido comprimido. También hace falta un receptor inalámbrico opcional para incorporar capacidades Bluetooth. Su precio de mercado es de 1.700 euros.