Hay que reconocer que la japonesa Yamaha es una compañía que trabaja siempre con el oído bien pegado a tierra, creando productos que satisfacen necesidades bien definidas de los clientes. Basta con estudiar a fondo las características de este reproductor para darse cuenta de que hay un nicho de negocio muy rentable para productos de este tipo. El CD-C600 de Yamaha es un reproductor múltiple con una gran bandeja donde hay espacio para cinco discos, pero que no está anclado en el pasado.
No se parece en nada a esos otros reproductores que en su día estuvieron de moda, y que utilizaban bandejas de tipo ascensor. La configuración de este reproductor permite un cambio mucho más rápido de disco, pero además incorpora los últimos adelantos como es la función PlaXchange. Gracias a ella es posible cambiar cuatro de los cinco discos sin que se interrumpa la reproducción. Todo un adelanto con respecto a modelos equivalentes de hace unos cuantos años.
Este equipo está destinado a usuarios que han hecho la mayor parte de su colección musical en discos CD, sobre todo a base de grabaciones de calidad en lugar de meros productos de consumo. Necesitan un equipo que responda, no sólo desde el punto de vista de la mecánica, tratando los discos con respeto y sin desgastarnos, sino también desde el punto de vista del rendimiento del sonido. Esta máquina tiene función Pure Direct, en la que la señal recorre un camino muy corto para que apenas sufre la degradación.
El sonido es tan bueno como suele ocurrir con los aparatos de Yamaha. Incorpora convertidores de digital a analógico de alta precisión y bajo ruido. Pero además tiene otras prestaciones. A través de su bandeja quíntuple puede leer discos CD, CD-R y CD-RW. Además tiene un puerto USB compatible con iPod, pero también con otro tipo de reproductores multimedia y de memorias. A través de él se activa la reproducción de música MP3 y WMA. Cuesta 320 euros.