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Los B&W 683 son unos altavoces de columna con un diseño de tres vías y un puerto de graves en el frontal. Así, el fabricante consigue separar completamente los tres grandes grupos de frecuencias, dedicando una vía a cada uno: agudos, medios y graves. El tweeter es de cúpula de aluminio y está montado dentro de un recinto tubular Nautilus; su diámetro es de 25 milímetros. El altavoz de medios tiene un cono hecho de fibras de kevlar entrelazadas según la tecnología FST; mide 150 mm de diámetro. Luego el cono del altavoz de graves está hecho de aluminio, papel y kevlar, y su diámetro es de 165 milímetros. 

El puerto de graves es de tipo Flowport. Esto significa que la superficie está repleta de diminutos hoyuelos, como una pelota de golf, en la que se inspiran. De ese modo se reducen las turbulencias durante el flujo del aire, algo que al final redunda en una notable disminución de los ruidos de soplo. Eso sí, para disfrutar a fondo del sonido pleno que proporcionan estos altavoces lo ideal es instalarlos en una sala grande, para que las frecuencias más bajas pueden dispersarse cómodamente. El sonido puede llegar a ser digno de la mejor sala de conciertos, en todos los estilos musicales, sin excepciones.

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El rango de frecuencias, es bastante completo, puesto que va desde 30 a 50.000 hertzios. El arco de dispersión en horizontal es de 60 grados, mientras que el vertical es de 10 grados. Por otro lado, cada uno de estos altavoces de alta fidelidad cuenta con cuatro filtros divisores de frecuencias: de primer orden para el tweeter; dos de segundo orden de paso bajo para el altavoz de medios, y de tercer orden para el altavoz de graves.

Bowers & Wilkins recomienda una potencia de amplificación de entre 25 y 200 vatios para los modelos 683. Y la impedancia de cable máxima aconsejada es de 0,1 ohmios. Su apariencia externa es un poco convencional, pero eso tiene la ventaja de que podrá adaptarse a cualquier decoración sin desentonar.

Una pareja de altavoces B&W 683 cuesta 1.400 euros.