La Coolpix L100 es la segunda de las cámaras de fotos digitales con aspecto de réflex que acaba de presentar Nikon. Se la puede considerar como una versión simplificada de la Coolpix P90, ya que comparten un cuerpo parecido y presentan funciones idénticas. Sin embargo, esta L100 está un pasito por detrás de ella en casi todas sus prestaciones.

Por ejemplo, su sensor es de “sólo” diez megapíxeles, aunque se trata de una resolución más que suficiente para la mayoría de usuarios. Lo mismo sucede con la lente, que aun así proporciona un potente zoom óptico de 15 aumentos (equivalente a un objetivo de 24-420 milímetros) con el que fotografiar objetos lejanos. Y su pantalla LCD antirreflectante de tres pulgadas es fija, mientras que el visor basculante de la Nikon P90 permitía girarlo y moverlo como quisiéramos.

Sí coinciden en incluir algunas de las utilidades del modelo superior, como el estabilizador de imagen o el detector de rostros y sonrisas. También incluye el selector de mejor disparo, que escoge automáticamente la foto más nítida en una secuencia de diez tomas consecutivas. En cambio, la sensibilidad máxima es de 3.200 ISO, con la que evitaremos el uso del flash pero limitaremos la resolución a no más de tres megapíxeles. Puede disparar ráfagas de trece fotos por segundo, pero con la misma restricción de calidad y hasta un máximo de 30 instantáneas.

De todos modos, los principales inconvenientes de la Coolpix L100 es que funciona con cuatro pilas tipo AA, cuando lo realmente cómodo sería que llevase baterías recargables y el hecho de que el distribuidor español no es nada sensible con las necesidades de sus usuarios y ofrece un servicio de atención al cliente que deja mucho que desear.

Un pequeño alivio es que el formato de tarjetas compatibles sea Secure Digital, o SDHC en su defecto. Nikon la llevará a las tiendas a partir del próximo mes de abril, con un precio recomendado de 280 dólares (217 euros al cambio actual).