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B&W Zeppelin lleva un tiempo en el mercado ofreciendo una solución de alta fidelidad al problema de la sonorización del MP3. Es compatible con iPod Classic desde la tercera generación, iPod nano, iPod mini, iPhone e iTouch. Es un aparato con sonido de impacto gracias a una potencia total de salida de 100 vatios continuos. La electrónica de amplificación, de clase D,  es de buena calidad. Todo el procesado de la señal es digital. Y la respuesta de frecuencias abarca desde 47 a 22.00 hertzios con corte a -6 decibelios.

Tiene dos tweeters de cúpula metálica de 25 milímetros de diámetro, dos conos de medios de 90 mm, y un woofer de 125 mm. Aunque el recinto parezca pequeño, las frecuencias graves son suficientemente profundas. Los altavoces cuentan con refuerzo de graves y con doble puerto de graves en la trasera. Además ofrece un control inteligente de la ecualización con cinco niveles distintos de ajuste de graves.

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El B&W Zeppelin incluye un conector para iPod y una entrada minijack de audio estéreo/digital óptica, en la que se puede pinchar cualquier reproductor de audio portátil. En cuanto al puerto USB 2.0, sólo es válido para actualizaciones de software. La conectividad se completa con una salida S-Vídeo y una salida de vídeo compuesto.

El fabricante Bowers & Wilkins ha seleccionado cuidadosamente los materiales idóneos para el acabado. El frontal negro y la trasera están hechos de acero inoxidable pulido. Aparte, es posible conectar el Zeppelin de forma inalámbrica mediante Apple irport Express.

El diseño, que se asemeja a una pelota rugby ligeramente más oblonga, sorprende por su aspecto y por su eficacia. Se puede colocar sobre una estantería y también admite el montaje sobre la pared, si se adquire un soporte específico (80 euros). Cuando va sobre una mesa se puede anclar con una llave de seguridad para que nadie corra la tentación de llevárselo; ese soporte de fijación cuesta 85 euros. El precio de venta al público recomendado del B&W Zeppelin es de 600 euros, y no es una cantidad excesiva desde el momento en que logra que el iPod suene como una gran cadena de hifi.