Cuando los de Kodak colgaron en YouTube una de las ponencias llevadas a cabo en una reciente feria de material cinematográfico, no podían imaginar que estaban a punto de crear la primera gran polémica del verano. El vídeo contiene una conferencia de Rob Hummel, un viejo especialista en cámaras y edición de cine, que entre otras cosas, así como de pasada, llegó a decir que las cámaras digitales, de fotos y de video eran tan frágiles, que el mero hecho de llevarlas en avión podría dañar el sensor de imagen.

El argumento de Hummel es bien sencillo. A la altura que viaja un avión, la cantidad de rayos gamma es mucho mayor que al nivel del suelo. De hecho, tan alta que puede generar voltaje en las celdillas del sensor de imagen, quemando alguno de los píxeles.A partir de ese momento, la imagen tendrá varios píxeles muertos. Y cuanto más se viaje en avión, más daños sufrirá la cámara. De inmediato ha estallado la polémica, y mientras hay usuarios que lo creen a pies juntillas, otros se escandalizan, y se preguntan qué en qué estaría pensando el especialista de cine.

Entre los que creen esta historia, corre el rumor de que los fabricantes prefieren enviar sus cámaras en contenedores por barco, porque saben perfectamente que la altura del avión dañaría los equipos, y no están dispuestos a afrontar los miles de reclamaciones que esto provocaría. Sin embargo, los detractores de esta teoría afirman que millones de cámaras viajan en avión todos los días, y, o los usuarios están mal de la vista o, si se produjeran daños en el sensor, se habían dado cuenta rápido.

Otra cosa sería las cámaras digitales enviadas al espacio, a los vuelos orbitales o a la estación espacial orbital. Estas sí que acabarían sufriendo por la exposición a los rayos gamma. La teoría de Hummel se basa en un hecho cierto. A mayor altura, mayor exposición a los rayos gamma. Lo que está por ver es si esta exposición es lo suficientemente fuerte como para dañar los asesores de imagen. Hay quien piensa que los de Kodak no han colocado este video en la red por accidente, que es una especie de intento, el canto de cisne de la empresa para alejar a ciertos profesionales timoratos del mundo digital para poder seguir vendiendo películas y emulsiones. En todo caso, es más probable que sufran daños los sensores de las cámaras más económicas y de los teléfonos móviles.