Parece mentira. Hace sólo unos días hablábamos del lanzamiento del último modelo 730 de la serie XPS. Y podría ser el última que fabrique de esta gama para jugones. Y es que la familia de ordenadores de alto rendimiento de Dell está oficialmente muerta.

La serie XPS ha sido la gama de ordenadores orientada a las personas que necesitan obtener las máximas prestaciones de su PC para echar buenas partidas de juegos. Y en este terreno, Alienware era hasta hace unos años la principal competencia de Dell. Una marca que se distinguía por sus diseños radicales y futuristas, con una original estética alienígena y unas prestaciones que dejaban muy atrás los ordenadores convencionales. La marca se había creado una importante reputación entre los jugadores más exigentes.

Pero esta situación dio un vuelco cuando hace dos años Dell compró a un gran competidor en el terreno de los ordenadores para videojuegos. Esto hizo aumentar el prestigio de la marca compradora pero disminuyeron las ventas de Alienware, en parte posiblemente al reducir su caché entre los gamers por su asociación con una gran marca generalista. A pesar de esto, Dell siempre ha sido partidaria de dejar vía libre a su nueva filial en el diseño y configuración de sus equipos.

Desde entonces la existencia de una segunda línea de PCs de alto rendimiento ha sido bastante cuestionada y la lógica se ha impuesto cuando Dell ha dado carpetazo definitivo a su familia de ordenadores para jugones. Al fin y al cabo la serie XPS estaba canibalizando a la propia gama estrella de productos para aficionados a los videojuegos de Dell, los marcados con el logo del extraterrestre.

El tiempo dirá qué pasa con la alianza Dell-Alienware. Su último portátil, el m17x, permite hacernos una idea de la potencia de sus ordenadores. Incorpora una memoria RAM de hasta 4 GB, pantalla de 17 pulgadas, procesador Intel Core 2 Extreme, tarjeta de vídeo dual GeForce 8800 con tecnología SLI, 1,5 TB de espacio de disco, vídeo a resolución 1200p y sonido de alta definición.

Un claro ejemplo de que la firma alienígena parece fabricar ordenadores de otro planeta. Eso sí, al alcance del bolsillo sólo de unos pocos marcianos capaces de pagar los hasta 4.119 dólares (unos 2.650 euros) que cuestan estas máquinas.