Samsung insiste en que esta pequeña cámara, llamada tiene un zoom de 24 aumentos, aunque también reconoce que es una medición generosa. En realidad, se trata de un objetivo de 18 aumentos, que llega hasta los 24 mediante un multiplicador digital de 1,3. Sobre el papel, apenas debería tener consecuencias negativas este aumento digital, pero claro, siempre habrá una ligerísima pérdida de calidad.
Incorpora un diseño que tiene mucho estilo. Es claramente agradable a la vista, y los acabados de calidad, resistentes, hechos para durar. El aparato lleva un sensor de imagen de 16 megapíxeles, y por mucho que los fabricantes saquen nuevos inventos, lo cierto es que esta cámara va a tardar bastante en quedar anticuada. La óptica es muy buena, capaz de producir grandes imágenes. Es un gran angular firmado por Schneider Kreuznach.
Nunca ha sido tan fácil como ahora obtener buenas fotos. Con el estabilizador óptico y digital, no hay fotos movidas ni temblores de manos que interfieran con la toma de imágenes. Los controles manuales además proporcionan una cierta libertad creativa pero sin perder la facilidad de uso. Aún más, las fotos se pueden guardar en formato RAW, que genera una mayor calidad en el proceso.
En el modo de grabación de video incluye un sistema de reducción de ruido, lo que permite hacer zoom, sin que se escuche el molesto ruido del motor. Puede realizar tomas con una calidad de 1080p. Por fin, la cámara incorpora algunos filtros creativos y artísticos. Dispone además de salida HDMI que permite ver las fotos en alta calidad en una pantalla de última generación. Todo esto, en el bolsillo de la camisa, por 300 euros.