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Uno de los máximos aciertos del iPhone es la posibilidad de recargarlo desde el puerto USB del ordenador. De esa forma, lo tienes justo a tu lado mientras trabajas y no peligra que nadie le de un tirón al cable del cargador, llevándose por delante el teléfono (a quién no le ha pasado). No obstante, el fabricante DLO (filial de la holandesa Philips) ha querido complicar un poco más las cosas y ha lanzado el WallDock.

La diferencia de WallDock con otros cargadores pensados para el teléfono de Apple reside en que es inalámbrico. Pero no al estilo del PowerMat, sino que se vale de un sistema más simple y rudimentario. El WallDock es un conector que se acopla directamente al enchufe, y a su vez, tiene en su pequeña estructura un puerto dock, al que se conecta el iPhone. De esta forma, el teléfono se queda, literalmente, suspendido en la pared. Basta que pase alguien sin darse cuenta para que el iPhone acabe en el suelo más de una vez. Y para colmo, con lo que cuesta reparar la pantalla capacitiva.

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Según aseguran desde DLO, no hay peligro de que el iPhone se precipite al suelo ante golpes y empujones, pero el sentido común y la ley de la gravedad nos dicen lo contrario. No podemos ser categóricos ante otra de las afirmaciones del fabricante, que indica que el WallDock está dotado de un sistema con el que el iPhone puede recargar su batería en menos tiempo gracias a este dispositivo.

DLO no descarta el uso del WallDock con otros aparatos de la familia Apple, y hace extensible su utilidad para unidades iPod de varias generaciones. Uno de los pocos datos que dan verdadera confianza es el precio, que se sitúa en los 25 dólares (unos 17 euros, al cambio actual). Al menos, poner en peligro la integridad de nuestro dispositivo Apple nos puede salir barato.

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