Es una compacta, aunque no sea precisamente ligera ni pequeña, pero cuenta con un objetivo que tiene poco que envidiar a algunas réflex. 16 aumentos de zoom, lo que en fotografía tradicional sería un 24-384 mm. Es decir, que tenemos objetivo para rato, para paisajes y para retratos, para edificios y para primeros planos. No es el mayor zoom que podemos encontrar en una compacta, ni tampoco uno de los más luminosos, pero si no quiere jugársela, y no se fía de las marcas noveles, el objetivo lleva el sello de Leica, y estos señores alemanes hacen objetivos desde hace cien años.
Pero no todo es veteranía en esta cámara, lleva un sensor CCD de 14,1 megapíxeles, más que suficiente para el usuario medio. El objetivo puede abrir hasta f 3.3, lo que combinado con que se mueve sin problemas hasta los 1.600 ISO hace que no vayamos a tener demasiados problemas por falta de luz. Eso sí, milagros tampoco consigue, y en interiores tendremos que conformarnos casi siempre con el flash.
Cuenta con un sistema de resolución inteligente de tres áreas, que mejora la nitidez de las fotografías. Y como ya es habitual en estas cámaras puede grabar vídeo en alta definición (1280 x 720 píxeles), a 30 cuadros por segundo. También cuenta varios controles manuales que el fotógrafo con algo de experiencia agradecerá, y una gran pantalla LCD de tres pulgadas, que además ajusta el brillo dependiendo del entorno.
No es la cámara más compacta, tampoco tiene el mayor zoom, ni el mejor precio, pero es una cámara fiable que hace una buena media de todas las variables. Si busca una cámara compacta para todo y para nada, esta puede ser una buena elección, siempre que está dispuesto a desembolsar los casi 350 euros que cuesta.